miércoles, 23 de julio de 2014

Aracne

Continuando con la mitología griega, os presento un lienzo que finalicé el pasado mes de mayo y que tenía mucho tiempo rondando en bocetos y en la cabeza. Para los desconocedores de la historia de Aracne, aquí os dejo el mito, que he sacado de wikipedia (donde podréis encontrar más información si os interesa).

Aracne era la hija de Idmón de Colofón, un tintorero que teñía la lana con púrpura de Tiro. Era famosa en Hipepa (Lidia), donde tenía su taller, por su gran habilidad para el tejido y el bordado.

Las alabanzas que recibía se le terminaron subiendo a la cabeza y terminó tan engreída de su destreza como tejedora que empezó a afirmar que sus habilidades eran superiores a las de Atenea, la diosa de la sabiduría y la guerra además de la artesanía.4 La diosa se enfadó, pero dio a Aracne una oportunidad de redimirse. Adoptando la forma de una anciana, dijo a Aracne que no ofendiera a los dioses. La mortal se burló y propuso un concurso de tejido en el que pudiera demostrar su superioridad. Atenea se quitó el disfraz y el concurso comenzó.

Atenea tejió la escena de su victoria sobre Poseidón, que inspiró a los ciudadanos de Atenas para bautizar la ciudad en su honor. Según el relato latino de Ovidio, el tapiz de Aracne representaba veintidós episodios de infidelidades de los dioses disfrazados de animales: Zeus siendo infiel a Hera con Leda, con Europa, con Dánae y con otras.

Atenea admitió que la obra de Aracne era perfecta, pero se enfadó mucho por la irrespetuosa elección del motivo.5 Perdiendo finalmente los estribos, la diosa destruyó el tapiz y el telar de Aracne golpeándolos con su lanzadera, y también golpeó en la cabeza a la joven. Aracne, que advirtió su insensatez y quedó embargada por la vergüenza, huyó y se ahorcó.

En el relato de Ovidio, Atenea se apiadó de Aracne. Para aflojarla, roció con jugo de acónito la soga, que se convirtió en una telaraña, y la propia Aracne se convirtió en araña.

La historia sugiere que se consideraba que el arte de tejer tenía su origen en la imitación de la labor de las arañas y que había sido desarrollada en Asia Menor.


Después de este apunte cultural (que no relleno :) ) comprenderéis mejor el cuadro que he querido representar. Para empezar, como siempre, hice el boceto (lo siento por la calidad de las fotografías).

Boceto de Aracne

Lo que tenía claro era la postura medio erguida medio tumbada de Aracne. También quería plasmar su lado seductor, la belleza y la destreza de aquella joven para tejer realizando un vestido simple pero con ciertos detalles griegos que me saqué de la manga (es decir, que no miré ninguna referencia, muy mal por mi parte).

Teniendo esto hecho, pasé al lienzo. Los colores principales estaban ya definidos, a excepción del cabello que, por recomendación de mi abuela, acabó siendo pelirrojo, casi del color del fuego. La piel pálida y el azul turquesa del vestido daban mucho contraste con los brazos ennegrecidos por la transformación en araña.

Proceso

Detalle del vestido a la altura del pecho
En cuanto al rostro, no quería a la típica cara inocente, de 'no he roto un plato en mi vida'. Aracne era una mujer inteligente, audaz, capaz de enfadar a los dioses por su osadía. Su rostro tenía que reflejar aquello, y he de reconocer que me resultó difícil encontrarlo. No estoy del todo satisfecha con los labios, me parece que la tonalidad es demasiado rosácea, pero la inclinación le da ese toque de '¿está muerta o está viva?'.
primer plano rostro

Hasta ese momento sólo había utilizado acrílicos. Pero llegado el momento de realizar el fondo, para los árboles me decanté por el óleo, mucho más maleable y con un brillo único, al igual que la textura. Esta vez utilicé unas paletillas de distintos tamaños para lograr la textura y el relieve de un tronco de verdad. En un inicio quise hacer unos olivos, tan característicos de Grecia, pero finalmente me decanté por hacer unos pinos (me resultó más fácil hacerlos, la verdad).

detalle relieve tronco
Para terminar, me faltaban las telarañas, realizadas con pintura plateada acrílica. Los brazos, convertidos en patas de araña, también tienen ese brillo con dicha pintura. Les agregué unos pelillos como el que tienen las arañas de verdad para darles ese aspecto animal, añadiendo también unos filamentos que van subiendo por el cuerpo de la mujer mientras se lleva a cabo la metamorfosis. Y aquí tenéis el resultado final:


Espero que hayáis disfrutado con este post tanto como yo lo hice pintando este cuadro y escribiendo esta entrada para vosotros. Como siempre os digo: no dudéis en comentar, criticar, preguntar, corregir, y compartir. ¡Nos leemos en breve!

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